miércoles, 17 de mayo de 2006

Ingenuidad de la ignorancia

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Mañana es una palabra que no la atormenta. No habla en futuro ni en condicional, prefiere el cauce quieto de los días adiestrados.
Mañana es simplemente un conjunto de incertidumbres en ramillete, que arrastra detrás de la espalda, para regocijo de los demás; para que vean -después de todo ella pone especial atención al espectáculo- cómo la tierra las carcome y las asfixia.
No le interesan demasiado las pasiones, los insomnios, las madrugadas punzantes. No teme -ni le atraen- las cornisas fatales de algunos amores, ni olvidarse de la dignidad en un tren de domingo. No está en sus planes decidir, como nunca ha estado, lo que su vida debería ser: mañana verá si hay sol, si lo bebe o lo camina.

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Sabrá mal y tarde, apenas un poco crecida, que tiene un precipio casi bajo los pies, urdiendo artilugios para engullirla.
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Marlango - Pequeño Vals
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Si algún anhelo tuvo, se marchitó de golpe, en un ajamiento imprevisto que no precisó duelo.