miércoles, 14 de julio de 2010

Inútil

No hay más remedio. Ni el juicio, ni los sentidos ni las vías subterráneas a Bombay pueden ayudar ya, cuando la nieve se nos cuela en las venas y sobre cada movimiento cae el mismo egoísta prefijo. Nada más puede decirse. Los copos, uno a uno, se unen a la masa uniforme que gana espesor sobre el piso. Tan complejo y tan inútil. Tan lindo y tan inconveniente. Como nos interesa que sea, en realidad. De todas maneras sería absurdo pretender otro rumbo, si no hay más opciones, si en el hormiguero los túneles se han bloqueado (y no hay manera de llegar a Bombay). Por encima, la nieve que derrite la piel. Inconveniente, sin dudas. Doloroso y decisivo. Y lo único que hay más allá es frío; es blanco. Un blanco que quema los ojos y resquebraja el alma. Ese tipo de frío. ¿Atravesándolo estará Bombay? Pero no parece haber vía posible. Monocromático y gélido, el paisaje se nos filtra en los ojos. Complejo, inútil e inconveniente.


"Frío" , Óleo sobre tabla,  Jesús Sánchez, 25 x 25 cm, 2010

De la ilusión como pésima idea

"Wish I could leave them all in someplace else"
 G.H.


En algún momento de la mirada sucede una venda en los ojos, que rasga las c(e/o)rtezas ópticas recapituladas a lo largo de la historia. Mientras la venda nos embarga la visión, el norte pierde su guía, todos los caminos se hacen rectos y, aun peor, lo que hasta entonces sufría del indefectible defecto de la imperfeccion, comienza a adquirir brillos tan inesperados como hipnóticos. Es bien sabido que bajo el triste efecto de la falaz fascinación, las decisiones tienden al peligro y a la irreversibilidad. Es también sabido que no hay momento más tentador que la ansiosa autopista hacia aquella burbuja brillante que promete todo, aunque esté vacía. ¿Y luego? Luego el espanto, la compasión, la ternura estancada en la garganta. Porque a estas alturas la banda negra que nos ataba la cabeza ha sido evaporada y nuestra fe ha explotado bajo la presión de una realidad que no tendría nada de amarga de no haber sido precedida por la más cruel de las esperanzas. El contraste de los sentidos nos sienta mal, pequeño inconformista. Ya no vale la pena tenderle trampas a los arcoiris porque a este punto del ríspido camino deberíamos saber que ellos son tan astutos como para seguirnos el juego, pero demasiado orgullosos como para perder. Y así, lenta y lamentablemente, nos iremos acostumbrando y la oscuridad de la lúgubre habitación a la que el tropezón nos confina no tendrá tanto gusto a humillación. Llegará un momento en que ya no dolerá tanto. Al menos, hasta la próxima burbuja en el horizonte. 

“ILUSIÓN”, Liliana Lucki -1m x 1m - técnica mixta (acrílico, óleo, pastel)