miércoles, 19 de octubre de 2005


Han sabido tolerar los mares fangosos de las falsas primaveras. Y también de las otras. Han sabido llevar colgando de los lunares miles de murmullos impacientes. Han girado la taza de café bajo el sol, protegiendo la página arrugada de un diario actualmente mediocre. Han fijado la vista en un punto metafísico del techo, han cerrado los oídos, las visiones, las palabras, han dado su vida por lo que les perforaba los bolsillos. Han tolerado, han abusado, han roto espejos, corrompido murales, hojas en blanco. Han pronunciado su propio nombre en vano.
Los mundos se deshacen despacio, de los oestes es inútil que se comente.

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