lunes, 2 de enero de 2006

Rodaje de un aleteo



Las palabras que bordan las cicatrices de las nubes,
las hojas alborotadas, el delirio encapsulado
en el atardecer, en el silencio de las sirenas,
en el viento incandescente.
Ese vendaval cruza el pecho, llueve añicos en los pies,
agita el parpadeo, libera su voz y congela este alarido.
Si lo miro a la distancia, es detrás del hipnótico velo,
detrás del espejismo que lo busca y nos aísla.
Lo observo agudizar los sentidos del otoño,
beberse el sol de las noches,
palpar el contorno de las miradas,
comandar metálicas revoluciones.
Es una sombra con gusto a insomnio,
a batalla latente, a explosión de certezas,
que camina entre los ríos improbables de la oscuridad
que nos paraliza
y nos crea.

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