Es la suela, la fortaleza, un dolor oscuro, mi bastión insano. Es la única nostalgia que me permito, es la sólida sensación de lo perdido sin haber sido ganado. Es la bruma en mis zapatos, la mañana vacía, la trinchera del verano que se queja de la lluvia, la sutil conexión entre mis pasados. Era el comienzo, era el santuario, era el mundo recién parido. Eran mil ojos agazapados. Eran mis luchas. Y era infinito.
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