jueves, 2 de junio de 2011

De mareas y avenidas
"Atada al mar Andrómeda lloraba"
Lope de Vega





Con el filo de la madrugada se despiertan los andenes, las escaleras mecanicas, las boleterias, el irremediable cafe con leche. Las hormiguitas surgen de los subterraneos, de los colectivos, de las casas bajas, de las ventanas altas, de las miles de puertas de los miles de autos. Fluye la vida de la periferia al centro, de la nube a la burbuja, de los escombros a la nada. Y se nos filtra en el alma el eco de los gestos repetidos. A falta de mejor nombre, se nos da por llamarlo identidad.




"Identidad O Paisaje" - Patricia Figueroa

lunes, 13 de septiembre de 2010

Silencios mal articulados


          A nadie llegó a parecerle extraño que las vías del tren desaparecieran. Lo tomaron, creo, como una señal de evolución. Quizás como un signo de que la situación había llegado a un punto cúlmine en el cual la interacción con los demás carecía de todo valor. 
     Fue un domingo a la mañana. El tren de las 8.54 estaba demorado y siguió demorado indefinidamente. Todavía ahora la pantalla de la estación marca, precisa y penosamente, un retardo de 5673 horas. Los minutos ya no le interesan, porque las pantallas tienen un corazoncito práctico. Nadie esperaba a nadie en la estación. Tal vez fue por eso que la ausencia del tren proveniente de Caparingüé fue absolutamente desapercibida. Son 12 kilometros desde Caparingüé a Rosende y sin embargo nadie se molestó en viajarlos para aportar noticias, para saber que había pasado, para develar el misterio. Porque, claro, no había tal misterio. Ni siquiera la desaparición física de las vías logró despertar su curiosidad. Los chicos del pueblo, que solían jugar golpeando con palos las traviesas, notaron que algo había cambiado, pero no supieron decir qué. Solamente mudaron su zona de juegos hacia otra área, mas poblada, menos triste. 
       Los menos indiferentes, que alguna teoría logran esbozar, dicen que seguramente las vías se evaporaron por la falta del deseo de usarlas. Apelan, sin duda, a una percepción excepcional de la materia, pero la lógica tiene un innegable sentido. Yo me abstengo de interpretaciones, que es siempre la mejor manera de evitar futuros reproches. Y sin embargo, a ninguno -ni a mí ni a ellos- nos convence del todo esta naturalidad con la que nos vestimos; este contrato que hemos firmado, porque ahora ¿quién sabe cuál será el paso siguiente? ¿Quién puede decir que éste es un hecho aislado y no el comienzo de una sucesión de avenimientos inexplicables? Nos queda sólo esperar. Hemos aceptado las reglas del juego, presas de -¿quién podrá jamás decirlo?- ganas de aventura o de simple abulia. Aquí, aislados de todo, estamos esperando.


Óleo sobre lienzo: Tren en la nieve, Claude Monet, 1875, 59 x 78 cm. 

lunes, 2 de agosto de 2010

Llamado a los ojos

 "esa blanda tortuga que tantea en la eternidad con ojos huecos"
 Julio



Con la noche cae la llamarada. Obtusa, lineal, pesada. Como un espectáculo improvisado de fuegos artificiales, donde algo, a todas luces, ha-salido-muy-mal. Con la noche, cada noche, un hilo brillante se desprende del quinto piso, de las anécdotas inventadas, de las brujerías persistentes. Alguien mirará. Alguien debería mirar. Automáticamente, cada noche, alguien debería mirar. Sólo para no tener el gusto incompleto del juego mal jugado, del artilugio malogrado, de la estrategia exagerada. Con la noche, si la distracción no gana, una luz fugaz -pero genuina- parpadea un segundo y se deja caer en el pozo del tiempo. Que alguien mire los pasados caer. Que alguien los salve.





"Muchacha en la ventana" - Salvador Dalí

miércoles, 14 de julio de 2010

Inútil

No hay más remedio. Ni el juicio, ni los sentidos ni las vías subterráneas a Bombay pueden ayudar ya, cuando la nieve se nos cuela en las venas y sobre cada movimiento cae el mismo egoísta prefijo. Nada más puede decirse. Los copos, uno a uno, se unen a la masa uniforme que gana espesor sobre el piso. Tan complejo y tan inútil. Tan lindo y tan inconveniente. Como nos interesa que sea, en realidad. De todas maneras sería absurdo pretender otro rumbo, si no hay más opciones, si en el hormiguero los túneles se han bloqueado (y no hay manera de llegar a Bombay). Por encima, la nieve que derrite la piel. Inconveniente, sin dudas. Doloroso y decisivo. Y lo único que hay más allá es frío; es blanco. Un blanco que quema los ojos y resquebraja el alma. Ese tipo de frío. ¿Atravesándolo estará Bombay? Pero no parece haber vía posible. Monocromático y gélido, el paisaje se nos filtra en los ojos. Complejo, inútil e inconveniente.


"Frío" , Óleo sobre tabla,  Jesús Sánchez, 25 x 25 cm, 2010

De la ilusión como pésima idea

"Wish I could leave them all in someplace else"
 G.H.


En algún momento de la mirada sucede una venda en los ojos, que rasga las c(e/o)rtezas ópticas recapituladas a lo largo de la historia. Mientras la venda nos embarga la visión, el norte pierde su guía, todos los caminos se hacen rectos y, aun peor, lo que hasta entonces sufría del indefectible defecto de la imperfeccion, comienza a adquirir brillos tan inesperados como hipnóticos. Es bien sabido que bajo el triste efecto de la falaz fascinación, las decisiones tienden al peligro y a la irreversibilidad. Es también sabido que no hay momento más tentador que la ansiosa autopista hacia aquella burbuja brillante que promete todo, aunque esté vacía. ¿Y luego? Luego el espanto, la compasión, la ternura estancada en la garganta. Porque a estas alturas la banda negra que nos ataba la cabeza ha sido evaporada y nuestra fe ha explotado bajo la presión de una realidad que no tendría nada de amarga de no haber sido precedida por la más cruel de las esperanzas. El contraste de los sentidos nos sienta mal, pequeño inconformista. Ya no vale la pena tenderle trampas a los arcoiris porque a este punto del ríspido camino deberíamos saber que ellos son tan astutos como para seguirnos el juego, pero demasiado orgullosos como para perder. Y así, lenta y lamentablemente, nos iremos acostumbrando y la oscuridad de la lúgubre habitación a la que el tropezón nos confina no tendrá tanto gusto a humillación. Llegará un momento en que ya no dolerá tanto. Al menos, hasta la próxima burbuja en el horizonte. 

“ILUSIÓN”, Liliana Lucki -1m x 1m - técnica mixta (acrílico, óleo, pastel)

domingo, 29 de noviembre de 2009


And because of all their tears

Their eyes can't hope to see
The beauty that surrounds them
Isn't it a pity



Hari Georgeson

viernes, 4 de septiembre de 2009

Objeto directo

Te vienen buscando las huellas. Con todo el dolor para aprender, tu cabeza sigue girando detrás del espanto, en el calabozo húmedo, frío y blanco. Te vienen buscando las venas. Los amores violados te cortan la sangre, las ventanas se apilan en tus pestañas manchadas de culpa, teñidas de llanto. Te vienen buscando los odios. Tu espera se encaja en la muda existencia del puño cerrado, de la ronca agonía, del mundo raído bajo las cobijas. Te vienen buscando las manos de mil penitentes vestidos de fuego, corriendo detrás de tu pena fingida, rasgando las aguas, brotando del miedo.
Te vienen buscando los ojos, te vienen rodeando los sueños, te vienen ahogando los cuerpos.


"Fuego II", oleo