miércoles, 15 de febrero de 2006

Nada que decir







"Leemos para saber que no estamos solos"









Demasiado hondo cada palabra
soltó su paciente veneno
aminorando los reflejos
de un pulso débil, agobiado.
La coraza cruda y líquida
que antes protegía
ahora llueve sobre la conciencia.
Pero ellas, afiladas y seguras
surcan, nadan
mutilan, desgarran
sanan, duelen.
Juran y desdicen
mueren y matan
destruyen toda defensa
y me dejan rodeada
y sola.

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