miércoles, 15 de marzo de 2006


Un abismo doméstico


Se adhiere al contorno, a la higuera, a los madrigales. A la perpetua búsqueda de la maravilla asfixiante. Y en el desvarío patético donde cree lo que nunca, lo que siempre quiso creer, una embarcación austera pero sana, le indica dónde se encuentran las paredes que ya conoce: esas con vidrios para caminarlas, para no saltarlas compitiendo con maullidos en la altura.

El tren que sabe del enorme vacío que le quiebra el paladar, no comprenderá mayores razones, no soñará en su pelo para tejer trincheras efímeras en alguna tarde de otoño.

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