viernes, 4 de septiembre de 2009

Multiple choice


¿Y usted quién es, con voz altanera y andar suficiente? ¿Y usted qué quiere con esas plumas cansadas de tanto exhibirse? ¿Y usted qué busca entre este millón de soldados perdidos en las creencias? ¿Y usted qué hace cantándole a la luna nueva? ¿Y usted qué sueña, del mundo a la almohada, de la almohada al mundo? ¿Y usted cómo ajusta los tirantes del fracaso que le lame los intentos? ¿Y usted qué mira con esa benevolencia hija del cansancio? ¿Y usted a quién le busca las grietas y le invade los caminos? ¿Y usted, sobretodo usted, qué viene a hacer con esa risa, esa armadura y ese atado de victorias a esta aldea envenada que le humillará los destinos?

"Del otro lado", oleo sobre madera, 2009, Marila Tarabay
Ceci n'est pas une pipe (O Existiendo Bach...)

-¿Se le perdió algo, señor? - inquirió la señora entre
cuyos tobillos proliferaban los dedos de Lucas.
- La música, señora - dijo Lucas, apenas un segundo
antes de que el senador Poliyatti le zampara la
primera patada en el culo.

"Lucas, sus desconciertos", Un tal Lucas, Julio F. Cortázar


Con una rutinaria ceremonia sale por una pequeña puerta, saluda, se sienta en una silla aislada y aparentemente indómoda, sus rodillas consienten la presencia del cello entre ellas, se concentra, busca aire, pacencia, perfección. Ajusta los canales expresivos bajo la luz estética del pentagrama y, como por un artificio mágico de una sádica y vengativa musa, ejecuta con pasión la pieza más absurda de la historia musical. Llegado el ansiado silencio, la gente aplaude. Yo agradezco la ausencia de un tardío compás. Y huyo.


"La musica", oleo sobre lienzo, Antoni Conejo

Las sospechas conjuradas



No se sabe lo que le pasa a Almudena. No habla, no quiere contar. Algunos piensan que quiere suicidarse. Los más optimistas de la oficina pensamos que no ha de ser tan grave, que conseguirá otra novia si es que lo ha dejado, que comprará otra planta si se secó. Pero parece que Almudena no está a favor de los reemplazos y se lo ve angustiado cuando debe deshacerse del saquito del té, la lapicera gastada, la goma demasiado chiquita que ya no puede borrar. Seguramente Almudena se siente tan descartable como el pobre saquito de té que la gente condena a la basura sin siquiera advertir que tiene mucho té para ofrecer, que realmente le gustaría aportar un poco más antes de ser deshechado temprana e injustamente. Pobre Almudena. Aun no nos imaginamos por qué lo habrá dejado la novia.

"El conjuro o Las brujas", oleo sobre lienzo, 1797-98, Goya
Mejor así - Relato Cuántico

Es la suela, la fortaleza, un dolor oscuro, mi bastión insano. Es la única nostalgia que me permito, es la sólida sensación de lo perdido sin haber sido ganado. Es la bruma en mis zapatos, la mañana vacía, la trinchera del verano que se queja de la lluvia, la sutil conexión entre mis pasados. Era el comienzo, era el santuario, era el mundo recién parido. Eran mil ojos agazapados. Eran mis luchas. Y era infinito.

"Ojos faros", oleo sobre tela, 1998

lunes, 22 de septiembre de 2008

Imaginario colectivo

"...si todos los gustos fueran iguales, ¿qué sería del amarillo?"
El alienista, J.M. Machado de Assís

Ya no sabemos si tenemos los pies en el lugar correcto o si están pegados a las manos, detrás de la nuca, saliendo de la boca. Nuestro ritmo de mimetización nos ha dejado exhaustos en la marea que no deja de presionarnos los oídos, confundiéndonos cada vez con mayor éxito.

No entendemos cuál es el paso siguiente, porque ni siquiera sabemos dónde tenemos los pies, ni hay un místico líder que nos muestre un faro que convertir en nuestra última esperanza. No podemos ni siquiera imaginar un estado diferente, ni mejor ni peor, porque carecemos de individualidad de pensamiento. Lo colectivo nos ha confinado a este cuerpo amorfo en el que, a fuerza de unir voces, de masacrarlas al límite para que se fundan unas con otras, ya no somos capaces de sintetizar una idea que pueda decirse nítida.

Ya a ninguno le hiere esta situación monstruosa de la que formamos parte; sería realmente inútil molestarse en sentir algo, cuando de inmediato ese sentimiento sería devastado por la amortiguación ambiente que reina en nuestra pequeña zona compartida. De manera que nos limitamos a presenciar el lento y desconcertante desmembramiento de cada uno de nosotros. En algún momento acabaremos unidos y sin memoria. Pero para eso falta. De momento el único problema es que no sabemos dónde tenemos los pies.

Imagen: "Identidad", Oleo sobre lienzo, Martha Meza, 2007

Tu sonrisa













"How subtle secret is your smile; Did you love none then?"

The sphinx, Oscar Wilde









Vos dibujame una sonrisa. Yo me encargo de los alfileres,
las frustraciones, los dias nublados,
los engaños, los dientes apretados,
la paranoia, las persuasiones,
las estrategias, los reproches, los pasadizos,
el sudor, los gemidos, los besos,
las promesas, las caricias, las madrugadas,
los temores, las coartadas,
la sangre, el hierro, los vendavales, los truenos,
mis angustias, tus motivos,
el consuelo, el pampero de los extraños,
las flores del desamor, los llantos,
las cartas, los martirios,
la vida sin vos, las tumbas, los ojos,
las cortinas, lo perdido.
Vos nomás dibujame una sonrisa.

Imagen: "Puerta de la sonrisa", Oleo sobre tela. Enkartist

La cuerda floja

"Ya no sos mi margarita, ahora te llaman Margot"
Celedonio Flores, 1921

El único gran problema es siempre la resistencia. La resistencia como la focalización de fuerzas para mantener un estado que no nos contenta del todo, a la espera de la oportunidad que nos dará el mundo, para cambiar (o intentar cambiar) hacia el estado que queremos. Ese tiempo muerto que nos separa de lo que anhelamos consiste sólo en resistir, es decir, simplemente no empeorar. Es por eso que los amantes se juran perpetua espera, mirando hacia el día en que podrán reunirse, aniquilando toda puerta entreabierta que la vida ofrezca porque están seguros de que la recompensa será mayor que todas las posibilidades ofrecidas en el camino. Cuando finalmente vuelvan a estar juntos, quizas puedan simular, sólo por unos segundos, que realmente son aquellos que alguna vez se amaron.

Imagen: "Margarita", Oleo. Maribel Caro