viernes, 20 de agosto de 2004

Infalible manera de asegurarse


El equilibrio de la conciencia

Adiestrar los añicos anímicos
colgando del penúltimo hilo
juzgar las tragedias
compartir anónimamente la fatalidad
de reloj cobarde, de la angustia incipiente.
Deshacer la febril sensación de lo efímero
de la tortura insulsa
-si-ni-siquiera-sabe-a-dolor.
Padecer silenciosamente la sonrisa pintada
retrato de la agitación interna
y jamás olvidar la apariencia alegre
que reviste los muros corporales.
Amenazar al fracaso, asesinar al miedo
cosechar los buenos gestos del destino
y nunca ceder a la tentación de mirar atrás
nunca sospechar la evidente mentira.



  • En biblioteca de Famaf, entre tantos libros y tan pocos.

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