viernes, 20 de agosto de 2004

Insensibilidades esenciales

El beso mudo de hiriente madrugada
hecho a medida de anhelos ya perdidos
las búsquedas inertes, la insulsa carcajada
la pretenciosa lucha de lo que he querido.


La oración triste, las fechas, los cristales
rotos de ausencia, deshechos por el frío
de la angustia partida. Tan cobarde
sabe ahora un amague del olvido.


Si te quiero todavía es porque nunca
volveré a quererte, no hay futuros
que inciten al suicidio de miradas.


El ahogo de mi pulso, la coartada
de que hoy todo me sepa tan oscuro
me devuelve otra vez hacia mi nada

  • Cursilerías desastrosas -en un futuro cercano destruidas- desde un espíritu inoperante.

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